Harta de perfección

25 julio 2021

Llevo unos días posponiendo el envío de esta newsletter porque me sentía muy insegura respecto a cómo dar la «bienvenida» a las 53 personas que ya estáis por aquí… y lo cierto es que estoy harta de la perfección que me autoimpongo con todo lo que hago y que llega a ser algo casi enfermizo.

La conclusión es que esta es mi bienvenida: hola ??

 

Publiqué en RRSS que iba a abrir una newsletter y en menos de una semana recolecté 53 lectores de los cuales no os conozco a 38. Si tenemos en cuenta que creía fervientemente que se suscribirían unas 20 personas y que 18 iban a ser amigos… ver el número de suscriptores creciendo me hacía ilusión, pero también me daba vértigo. ?

 

«¿Y si piensan que es una basura todo lo que digo? ¿Y si se dan todos de baja nada más recibir el primer mail? De hecho, seguro que ni terminan de leerlo».

Por desgracia, este tipo de pensamiento es una constante en mi vida, y sé que no soy la única en este club… así que me he dado un buen guantazo a mí misma, me he pegado el culo a la silla y me he dicho «tú verás, pero hasta que no termines de redactar, de aquí no te levantas ?»… y bueno: aquí estoy.

 

Me da miedo el éxito y me da miedo el fracaso a parte iguales, y eso es uno de los peores cócteles. Estoy segura de que todo emprendedor ha vivido el síndrome del impostor y la parálisis por análisis, pero experimentar las dos cosas a la vez de forma permanente es una condena muy cruel por parte de mi cerebro.

 

 

En la cita con mi psicólogo de hace un par de semanas me dijo «me da la sensación de que tu problema a nivel profesional no es tanto de creer en lo que haces o en cómo lo haces, sino de transmitírselo a otros y hacer ver que vale la pena trabajar contigo».

Mi problema en lo profesional, en otras palabras, es venderme. ?

La conversación siguió:

– También soy demasiado consciente de que, aunque hago las cosas bien y siempre acabo con un buen resultado, cuando hablo con un posible cliente me siento como en un «examen»… ¿y si me piden algo que no sé resolver o me preguntan algo que no sé responder? ? Me daría mucha ansiedad porque sé muy bien que hay mucha gente que hace lo que yo a mi nivel y por debajo, pero también por encima. Quizás no quedaría profesional.

– ¿Y por qué no responder «lo cierto es que ahora mismo no sé cómo se resolvería tu problema, pero déjame investigarlo»? ¿Por qué no reconocer simplemente que no sabes dar una respuesta?

Algo tan simple me explotó el cerebro ? en ese momento; sin embargo, mi respuesta fue «creo que me sentiría vulnerable».

 

 

Le dimos unas vueltas a esa idea y a nadie le gusta sentirse vulnerable en ningún sentido, pero desde aquella conversación he estado reflexionando y lo cierto es que no es que no me importe sentirme así (sería preocupante que me diese igual, de hecho ?), sino que quiero exponerme porque creo que eso es lo que me ayuda a conectar con la gente adecuada.

Mi cliente ideal no es aquel que busca que sea perfecta y que tenga la respuesta a todo, sino quien entiende que soy humana, cometo errores, no tengo siempre las respuestas y no sé hacerlo todo y aún así confía en mí y me permite hacer mi trabajo; tranquila o tropezándome y aprendiendo por el camino ?, pero siempre entregando algo que primero tiene que pasar el filtro más complicado de todos: mi aprobación.

 

Insisto mucho en que no quiero trabajar con empresas, sino con personas… pero me doy cuenta de que con quien quiero trabajar es con personas que comprenden que yo también soy una persona.

 

PD. Esta newsletter es una declaración de intenciones donde trato de dejar claro que voy a ser transparente de aquí en adelante, así que he dejado la «moraleja» un poco abierta, así que ¡me encantaría saber tu conclusión! ¿Me respondes con lo que piensas tú? ?

© Khoana, 2017-2021 | Legales | Contacto | By Khoana.