Otra vaca púrpura

22 agosto 2021

Nací en Madrid (España) y di mis primeros pasos en Lavapiés, un barrio famoso no precisamente por ser el más tranquilo de la ciudad. Lavapiés es, ha sido y será una Torre de Babel ? que mezcla culturas de todo el mundo y donde puedes encontrar un prostíbulo clandestino pegado a un café-librería bohemio y casi no te da tiempo a volver la cabeza de saludar ?? al frutero cuando le estás chocando el puño al camello de la plaza.

 

Lavapiés es un sitio curioso cuanto menos. Tiene su propio orden, su propia ley ? y prácticamente todos se conocen entre todos. Cuando vives en el barrio, sabes perfectamente por dónde caminar para evitar la calle de los roba-bolsos ?, la de la droga o la de los okupas… y mientras mantienes ese equilibrio, todo va bien.

 

Después de unos años creciendo encima de una pollería, en un piso que siempre olía a pollo asado?, mi bisabuela falleció y tocó mudarse a La Latina, un sitio que poco tenía que ver con Lavapiés (aunque hoy en día ambos están llenos de hipsters bohemios ?), y es curioso cómo cambia todo en menos de un kilómetro.

 

Madrid es una jungla de cemento ? aparentemente caótica, pero donde cada colectivo tiene «su lugar»: la zona bohemia, la zona empresarial, la zona punk, la gay, la freak ?, etc. Y desde hace casi un año, transito mucho el camino desde La Latina hasta Goya, situado en el barrio de Salamanca, uno de los barrios con más dinero ? de la ciudad y donde vivía mi pareja con su familia cuando le conocí.

 

Haciendo el camino La Latina – Goya reparé en alguien que me fascina: un mendigo que ha declarado uno de los bancos ? de la calle Alcalá como su hogar y que siempre que paso por delante está leyendo un libro ?, aprendiendo inglés, teniendo una conversación con alguien…

 

¡Es un hombre inteligentísimo que habla con tal elocuencia que me dan ganas de pararme a escuchar furtivamente ? cada vez que le oigo!

 

Mientras tanto, en el banco mantiene un cartel ? solicitando un trabajo para ganarse la vida dignamente… ¡y cuánto tendría que aportar un hombre tan hambriento de conocimiento!

 

Desconozco su historia, pero me encantaría ayudarle a encontrar un trabajo y poder permitirse un hogar ? (¡ojalá pudiera yo darle un puesto!).

Seth Godin nos dijo que teníamos que diferenciarnos siendo vacas púrpuras, pero al final todos seguimos los mismos pasoslead magnetsfunnels ?inbound marketingnetworking, bla bla bla bla. Sí, todos podemos llegar a encontrar un rasgo diferenciador en nosotros, pero el problema es ese mismo: que cuando todos somos diferentes, todos somos iguales ?‍♀️.

 

Pero hay algo que siempre funcionará casi sin necesidad de más estrategias: ser tú mismo. Por un motivo muy simple: porque es la forma más rápida y efectiva de alcanzar a quien ya encaja y conecta contigo ?. Sin estrategias, sin una comunicación muy medida, sin pensar: solo siendo tú y mostrándote al mundo.

 

Es cierto que más de una vez le he dado dinero (y, sobre todo, comida) a gente que estuviera en la calle, pero jamás había tenido esas ganas de ayudar a alguien a salir de eso y ayudarle a encontrar un trabajo ?… y me sucede con este hombre porque él es diferente, pero en otro sentido: nunca le he visto poner una mano pidiendo dinero. Él lee, conversa y se muestra al mundo tal y como es, con toda su curiosidad y predisposición, y gracias a lo que ven quienes pasan por su lado día a día, la gente le ayuda ??.

 

Si pienso en qué color creo que identifica mi esencia, estoy entre el marrón y el naranja, y quizás a veces es mejor ser una vaca naranja ? a forzarte a ser otra vaca púrpura más del montón.

¿De qué color ves tu esencia? ?

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