Planes y expectativas
29 agosto 2021
Puedes pensar que hoy es un domingo cualquiera, quizás no el mejor de todos porque es el último de agosto y eso significa que se acaban las vacaciones… o puede que, por el contrario, te alegre que se acabe este maldito mes porque trabajas en la hostelería/similar y estás hasta las narices de aguantar a los que sí tenían esos días libres ??. Sea como fuere, un domingo más. Sin embargo, yo llevaba dos meses esperando este día.
Hoy es el cumpleaños de mi pareja, y (omitiendo el hecho de que el 31 y el 11 serán los de otras dos personas muy importantes para mí) es un día que me ha dado mucho trabajo de forma innecesaria, ya que para mí los cumpleaños ? son días que tienen un significado trascendental y trato que sean especiales para esa persona.
Hace ya dos meses comencé a hacer preparativos y mover cosas para el día de hoy, y en mi cabeza todo hilaba perfectamente. Simplemente había que gestionarlo… e iba con tiempo de sobra para ello. No podía haber margen de error apenas, ¿no? ?
En este punto de la redacción seguro que ya imaginarás lo que pasó finalmente, así que te lo confirmo: sí, todos y cada uno de los planes se me fueron cayendo… ¡en la última semana! ??
Parecía casi surrealista, y como ya es una constante en mi vida, cada vez que pensaba que no podía ser peor, la vida me señalaba mientras se reía a carcajadas de mí. QUÉ-FRUSTRANTE, de verdad ??
Con todo por los suelos (sobre todo el ánimo, por supuesto), el miércoles me arremangué y me dispuse a arreglar el desaguisado. Esto me supuso una dosis extra de ansiedad por una obligación que, de algún modo, creía que tenía ?, y lo peor de todo fue que, aunque conseguí encontrar alternativas, haber hecho planes tan concretos me había generado unas expectativas no solo muy altas, sino muy específicas… que estaban lejos de la realidad.
¿Y qué es lo más curioso de todo? Que la respuesta de mi pareja ha sido de agradecimiento, pero con el añadido de «no hacía falta tanto, lo único que necesitaba era pasar el día contigo», y esto significa que cualquier añadido a simplemente pasar el día con él ya era un extra al «verdadero regalo ?».
Después de una reflexión, he sacado un aprendizaje ? muy potente que se puede aplicar a todos aspectos de la vida y que me va a ahorrar muchos dolores de cabeza en el plano profesional, y es que muchas veces las expectativas están solo en nuestras cabezas y, sin saber lo que hay detrás, un cliente no puede valorar debidamente tu trabajo.
EJEMPLO
Cuando un cliente no sabe de diseño, los diseñadores muchas veces nos «ofendemos» porque hemos dedicado demasiado tiempo ⏳ a perfeccionar una propuesta que ni siquiera estaba aceptada y desde nuestra perspectiva es muy superior a otra… y el cliente elige la que te ha llevado dos minutos por encima de la que te ha llevado dos horas, PERO hay que aprender que el problema no está en el cliente, sino en que:
1. Hemos destinado mucho tiempo a algo que no sabíamos si saldría (aunque por ego lo demos por hecho muchas veces).
2. Estamos entregando más de una propuesta esperando que el cliente tenga un sentido arácnido ? que le haga adivinar que tiene que elegir la que tú consideras la correcta.
3. No justificamos y exponemos bien qué es lo que hay detrás de la propuesta, tanto a nivel técnico como TEÓRICO-ESTRATÉGICO (‼️ lo cual es muuuuuucho más importante).
Normalmente soy una persona muy libre ? en todos los sentidos a la que le gusta (y necesita) improvisar, y durante mucho tiempo he pensado que cuanto más planeaba las cosas, peor salían… pero me he dado cuenta de que el problema no era hacer planes, sino las expectativas que se ponen en esos planes, que al no salir tal y como tenemos pensado parecen ya un fracaso, pierden todo su valor de forma absurda y no se disfrutan como se merecen.
A veces, para quienes no tienen esa expectativa tóxica ? en su cabeza, lo que para nosotros parece mediocre, para otro es mucho, y por eso es que muchas veces, cuando un cliente no sabe de diseño, simplemente escoge lo más simple y no necesita más.
MORALEJA
Hay que aprender a darle a los clientes exactamente lo que necesitan, y si valoran lo que estás haciendo, puedes plantearte darles ese «extra». De otro modo, simplemente estás rebajando tu coste/hora, tirando tu tiempo y, sobre todo, ✨alimentando tu ego✨.
Ser buen diseñador no significa hacer siempre cosas hipercomplejas, sino tener la capacidad de hacerlas y, aún así, dar siempre una solución a medida que pueden requerir de menos medios, tiempo y esfuerzo.
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